martes, 4 de noviembre de 2014

EL ENFERMO IMAGINARIO



El día jueves 30 de octubre se realizó un evento cultural relevante en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En el marco de la Semana de la Literatura el grupo teatral Contacto presentó El enfermo imaginario de Moliere. Esto es de suma importancia para la vida cultural sanmarquina. En nuestra Universidad, la actividad teatral y la reflexión dramática han quedado completamente relegadas. A este panorama se suma el escaso apoyo al arte en las universidades públicas y una política cultural inexistente. Por ello, es una sorpresa que la presentación de Contacto haya sido exitosa. Creemos que esto confirma que, a 14 años de terminada la dictadura que destruyó por completo todos los mecanismos de organización universitaria, los estudiantes están reconstruyendo la vida cultural y política de la Facultad.

A diferencia de algunas presentaciones teatrales anteriores, esta ha sido una puesta en escena responsable. Se pudo sentir el trabajo y preparación en todos los niveles: organización, ensayos, utilería, efectos, dirección… La conciencia y el compromiso artísticos son evidentes. Este colectivo; que está conformado por alumnos que cursan los primeros años de distintas carreras de la Facultad, ha demostrado gran madurez artística, sensibilidad e intuición. Es muy difícil manejar una presentación como la del día jueves. El espacio y el ambiente no eran los idóneos, pero el director, los actores y la producción demostraron aplomo y seguridad; esto solamente puede ser producto de un arduo trabajo.

Analicemos la puesta en escena. Lo primero que debemos mencionar es la adaptación. La presentación duró cerca de 45 minutos y estuvo divida en 3 actos. Existió un trabajo con el texto y la estructura de la comedia de Moliere. A pesar de los recortes, el cambio de la estructura funcionó; las correctas actuaciones del enfermo Argán (Emmanuel Zavaleta Santisteban) y Toñita (Tania Palomino Domínguez) permitieron que la obra se mantuviera cohesionada. Además el carisma y talento de ambos contagió al resto de actores. Otro acierto de la adaptación del estudiante de literatura Emmanuel Zavaleta fue la actualización del lenguaje. De manera inteligente, modificó el texto e introdujo frases actuales y coloquiales en los momentos jocosos ligados a la enfermedad digestiva de Argón y también cuando se ironizaba con lo erótico. Pero conservó la solemnidad y la belleza clásica del texto original en los parlamentos largos, donde los elementos estrictamente “jocosos” (sexualidad, enfermedad) quedaban de lado. Por ejemplo, cuando se hablaba del elevado y puro amor entre Angélica (Patricia Herrera Quichíz) y Cleanto (José Francisco Guablocho Jalk); o cuando Tomás Diaforius (Arturo Ree Noriega) utilizaba una molesta perorata para pretender a Angélica. En suma, la adaptación fue correcta y equilibrada, potenció la comicidad del texto y permitió una presentación entretenida y agradable.

Otra virtud es la correcta caracterización de todos los personajes. En este punto el vestuario y la utilería cumplen un papel fundamental. Fue un gusto apreciar ese nivel de preparación y compromiso en una actuación universitaria. Todos los actores supieron manejar muy bien sus instrumentos y el improvisado escenario. Los parlamentos de todos fueron claros, correctamente modulados (incluso, algunos, con inflexiones adecuadas), existieron las pausas necesarias, hubo conexión y complicidad entre los actores. Podríamos decir que fue una presentación casi profesional. Esto no pudo haber sido posible sin una correcta dirección, la cual estuvo a cargo de David Achas Silva. Las caracterizaciones de Argán y Toñita fueron excelentes, no merecen más comentarios por la importancia que les asignamos. Patricia Herrera (Angélica) supo resolver la caracterización del personaje con suspiros afectados; pero, por eso, agradables, cumplió con la ternura y comicidad que requería el personaje.  Arturo Ree en el doble papel de Tomás Diaforius y Dr. Purgón fue jocoso, pausado, moduló correctamente la voz; y, lo más importante, los movimientos, la posturas y los gestos que usó en cada personaje, permitieron que estos adquirieran independencia. Todos tuvieron una correcta interpretación no olvidaron ningún aspecto relevante de una representación dramática. Cada movimiento fue preciso, y el manejo de la relación con el público fue increíblemente maduro. Belina (Shirley Vivas Centeno), el Sr. Diaforius (Max Espinal Mendoza) y Beraldo (Joel Peña Correa) completan el reparto la versión de El enfermo imaginario del grupo teatral Contacto.

No queda más que felicitar a todos los miembros del grupo, incluido el equipo de producción: Karen Montalvo, Fiorella Susaníbar Jara, Wendy Balboa, Daniel Sánchez Quispe, Milagros Reyes y Gabrielle Salazar. Se requiere mucho trabajo y también mucha intuición y talento para brindar una función como la que nos brindaron. Es una alegría que podamos ver una puesta en escena exitosa y agradable en la Facultad de Letras. Creemos que estamos en camino de devolverle la majestad cultural y artística a la Facultad, el grupo Contacto es una muestra de ello.   


jueves, 23 de octubre de 2014

SOBRE LOBOS


Hace poco terminó la temporada de Sobre lobos, obra escrita y dirigida por Mariana Silva Yrigoyen, en la que actuaron Gisella Ponce de León, Lilia Nieto y Gerardo García. Esta obra nació de Sala de Parto del Teatro La Plaza; concurso que premia, cada año, a dramaturgos nacionales. Sobre lobos es muy atractiva, y tiene varios méritos y muchos matices; como un capullo, se abrió, poco a poco, ante nosotros. Para Mario Vargas Llosa escribir ficciones, leerlas, o ir a verlas es un acto de protesta contra la mediocridad de la vida. A través de la ficción escapamos, momentáneamente, de la prisión de la realidad. Y luego, regresamos a ella, mucho más rebeldes, inconformes ante la omnívora injusticia.



Resulta muy interesante, tomando en cuenta estas reflexiones, analizar la obra de Mariana Silva. Cómo podemos aprender sobre la vida y la esperanza a través de una historia que nos cuenta lo más cruel y sórdido de nuestra realidad. Para Vargas Llosa logramos esto si construimos una historia rica, profunda y compleja, donde la forma y las técnicas sean lo primordial. Consideramos que Sobre Lobos ejemplificó estos planteamientos del nobel. Julia (Gisela Ponce de León) es una joven correctora de estilo que ha sido violada (dato que permanece oculto, aunque no sea difícil de adivinar), que busca recluirse y para eso alquila una habitación a Gloria (Lilian Nieto), una vedette retirada que lucha para conservar su casa en Miraflores, último blasón de su pasado glorioso y su ascenso social.   

El principal motor de la obra es el descubrimiento de la personalidad y la verdad oculta de ambas protagonistas. Mariana Silva logra un bello contrapunteo entre ambos personajes. Se maneja la información, la intensidad y los silencios dramáticos de manera muy productiva e interesante. Pero el principal mérito radica en el texto y la construcción de los personajes. Mariana Silva ha construido su propio mito para esta historia. Así, luego de ver la puesta en escena la palabra “lobo” adquiere nuevos significados, y descubrimos que el título: Sobre lobos, hace alusión a los animales que viven en manada, para sanarse y protegerse. Julia y Gloria son lobos, el título del drama se refiere a ellas; pues cada una descubre el mundo interior de la otra, dejan la individualidad (gobernada por el dolor) y se convierten en manada, en familia. 


Pero para extraer una lección de esperanza de la realidad cotidiana no basta un adecuado manejo simbólico de la historia; es necesario enriquecer el mundo real. Si los personajes solo sobreviven a través de datos escondidos o en función de dicotomías evidentes, bien podríamos buscar lecciones de vida en los programas dominicales. Para que un drama nos contagie rebeldía y ganas de vivir, los personajes deben ser tridimensionales, no se deben agotar en características superficiales. En Sobre Lobos tenemos, al menos, dos ejemplos de este tipo de personajes.  Debido a que la ficción condensa la vida, de igual manera los personajes deben condensar al ser humano, recrear toda su escabrosa profundidad solar. Estaremos más cerca de la verdad psicológica y dramática del personaje, mientras más nos alejemos de todo arquetipo preconcebido. Por eso, como afirma Lilia Nieto, la construcción de este tipo de personajes es un acto de valentía: el actor debe «atreverse a descubrir la verdad del personaje».    

 * La cita de Lilia Nieto y algunas reflexiones son tomadas de la sesión de Escuela de Espectadores en la que se comentó esta obra.